Ayer me encontré este castillo de arena. Hoy, ya no estaba. Así es la vida, así son los negocios. Toda una vida construyendo algo y viene una “ola”, en forma de coronavirus, y ya no queda nada. ¿O sí?
Claro que sí, queda la arena y tus manos para construir otro castillo. Recordemos esa sensación cuando éramos pequeños. El reto estaba ahí, en buscar cómo evitar que el agua llegase al castillo, a veces hacíamos túneles, otras murallas. Aunque daba igual, porque tarde o temprano llegaría el mar y todo lo destruiría. ¿Y qué? Pues nada, vuelta a empezar después de un chapuzón en el mar.
A veces iniciabas tú sola su construcción y otros niños venían en tu ayuda, otras eras tú la que te incorporabas a un equipo. A veces tenías solo tus manos, con suerte: cubo y pala.
¿Por qué te cuento esto? Porque hoy corriendo en la orilla, angustiada de nuevo por el futuro incierto, me he venido arriba con este pensamiento: Virginia, tan solo tienes que volver a construir tu castillo, de nuevo…
En mi vida ha sido una constante. Quizá también te pase a ti. Tras algún duro embate de la vida tanto personal como profesional, llega ese momento en que por fin estás feliz porque por fin marcha todo bien y, de repente, todo se pone del revés.
Hablando de ponerse del revés…
Ayer, Antonio, mi profesor de yoga, me envío un recorte de una foto que hice poco antes del confinamiento. Estaba practicando LA REINA de las posturas, y él me dijo: “Fíjate en las manos y lo que une hasta la cara. Con todo del revés no hay tensión en la postura”. Curiosamente al final no añadí esta postura en mi vídeo storytelling sino que la cambié por LA GUERRERA, porque como cuento en el vídeo hay algo que crece en mí en estas situaciones que hace que cada vez sea más luchadora…
¿Tu castillo se ha caído y necesitas construir uno más fuerte y alto? Si es así, y quieres que te ayude a mostrar al mundo tu nuevo castillo, estaré encantada de ser la guerrera que escriba las palabras para que tu negocio pos-COVID enamore, venda y vuele alto.
P.D.: La foto y este post es del 26 de mayo, el día después de que las familias pudiesen ir a la playa. Hoy, una semana más tarde, lo publico y ¿sabéis por qué he tardado? Porque he estado muy ocupada construyendo un nuevo castillo, un más fuerte negocio pos-COVID.