¿Por qué arrancar mi blog con un post sobre la muerte? Porque, tal y como anticipo en el título, mirar a la muerte de frente nos hace descubrir la vida.
En julio de este año mi madre murió de un cáncer de pulmón, sin haber fumado apenas un pitillo en su vida. Se siente tanta impotencia… Se pasó la vida tratando de que mi padre dejara de fumar.
Tengo que agradecer a mi madre muchísimas cosas, pero de lo que realmente os quiero hablar hoy es de las tres cosas importantes que su enfermedad y muerte me enseñaron.
- La vida se va cuando a ella la da la gana. No va a esperar a que a ti te venga bien para empezar a disfrutarla. Olvídate del lunes, del uno de enero, de cuando me jubile…
- La muerte es algo que hay que aceptar. Solo de esta forma conseguiremos dar el valor que la vida realmente se merece. Una de las cosas que más me impactó de mi madre fue su fortaleza para encarar, desde el minuto uno del diagnóstico de su enfermedad, que la cuenta atrás había comenzado.
- El acompañamiento a tu ser querido, ante la proximidad de la muerte, es algo que no volverá, toca aceptarlo y disfrutar de ello, será bueno para ambos. Puede sonar raro, pero nunca me había sentido tan cerca de mi madre como en últimas semanas en el hospital. Escribí, escribí mucho sobre ello, cosas muy intensas, algún día me atreveré a releerlas o no. Eso ya no importa. Era una necesidad.
Mamá me pidió que le leyera algo escrito por mí, y yo escribí un cuento para ella El patito guapo. Se lo leí, le gustó, se rió.
Otra noche le leí «Silencio», un relato del libro «El elefante desaparece» de Murakami. Fue lo último que le pude leer…
Todo esto que escribo es para que me conozcáis un poquito más. Ahora, es mi turno de preguntas ¿Cómo enfrentaríais la enfermedad o muerte de un ser querido? ¿Cómo es ahora la relación? Si fuera yo el enfermo ¿Cómo encararía la enfermedad? ¿He sido fiel a mi mismo? ¿Me he permitido ser feliz? ¿He perseguido mis sueños?
Todas estas preguntas son las que me hice a mí misma en el viaje que hice tras la muerte de mi madre. Sentada en la autocaravana, sin fuerzas ni energía para pensar, mi pareja me detalló la ruta que íbamos a hacer en los últimos días libres que me quedaban de mis vacaciones. ¿Coincidencia? Pensé al darme cuenta que nos dirigíamos a «A Costa da morte».
Sentiros libres de dejar un comentario con lo que os apetezca contarme y decidme si os gustaría que os contase mi relato en autocaravana por «A Costa da morte».
¡Bienvenid@s y gracias por acompañarme en este, mi nuevo viaje!
Virginia Romera Calleja